Buenos Aires,( 12/09/2020). Un laboratorio de Exactas UBA consiguió establecer un sistema de muy bajo costo y alta eficiencia para producir a escala industrial una proteína del coronavirus que se utiliza para la elaboración de test diagnósticos, de antisueros y de vacunas.
Son parte de un consorcio que se conformó en marzo, poco
antes del inicio de la cuarentena obligatoria, cuando distintos grupos de
investigación pertenecientes a diferentes instituciones públicas del sistema
científico nacional se unieron para trabajar en conjunto en el diseño y la
preparación de herramientas útiles para el diagnóstico, el tratamiento y la
prevención de la COVID-19.
Se plantearos dos
objetivos centrales: establecer un sistema de producción que permitiera proveer
a los laboratorios públicos y privados de grandes cantidades de una proteína
cuya demanda crece incesantemente, debido a que es una molécula clave para la
fabricación de test diagnósticos y para el desarrollo de productos terapéuticos,
como antisueros o vacunas. El otro objetivo: conseguir una proteína altamente
inmunogénica con un potencial uso para vacuna.
El equipo de
investigadores e investigadoras del Instituto de Biociencias, Biotecnología y
Biología Traslacional (IB3) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de
la UBA que acaba de cumplir con su primer objetivo. Y ya está haciendo los primeros ensayos con
animales para probar el inmunógeno.
La
joya de la corona. La proteína que los laboratorios están
utilizando para la fabricación de productos diagnósticos y terapéuticos es la
que le permite al coronavirus ingresar a las células que infecta y, también, la
que provoca la respuesta inmune del huésped, es decir, la producción de
anticuerpos. Se la denomina Spike (espina, en inglés), porque es la que forma
las espinas que sobresalen de la superficie del virus y es la que, cuando se
observa en el plano con un microscopio electrónico, le da a la partícula viral
el aspecto de una corona.
En el IB3, producen un fragmento de la proteína Spike, el
dominio RBD, que es la parte de la molécula que se une específicamente al
receptor de las células huésped y que posibilita el ingreso del virus a través
de la membrana celular. El fragmento RBD por sí solo también genera anticuerpos
y, por lo tanto, este pedacito de Spike es suficiente para los estudios y
desarrollos que hoy están demandando grandes cantidades de la proteína
completa.
“Comprobamos que
se comporta igual que la producida en células humanas”, señala Cecilia
D’Alessio, investigadora del CONICET en el IB3. “Estamos consiguiendo un
rendimiento diez veces mayor que el que se obtiene con las células humanas, y
con un costo económico diez veces menor”, revela, y resalta: “Estamos
optimizando el proceso para que el rendimiento sea aun mayor. Es un sistema que
tiene muy bajo costo y alta eficiencia, y que permite producir RBD a escala
industrial”.
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